viernes, 2 de enero de 2009

LOS ANIMALES NO SON JUGUETES

Semana 1: Hoy cumplí una semana de nacido, ¡Qué alegría haber llegado a este mundo!

Mes 01: Mi mamá me cuida muy bien. Es una mamá ejemplar.

Mes 02:
Hoy me separaron de mi mamá.
Ella estaba muy inquieta, y con sus ojos me dijo adiós. Esperando que mi nueva "familia humana" me cuidara tan bien como ella lo había hecho.

Mes 04: He crecido rápido; todo me llama la atención. Hay varios niños en la casa que para mí son como "hermanitos". Somos muy inquietos, ellos me tiran de la cola y yo les muerdo jugando.


Mes 05: Hoy me regañaron. Mi ama se molestó porque me hice "pipí" dentro de la casa; pero nunca me habían dicho dónde debo hacerlo. Además duermo en la recámara... ¡y ya no me aguantaba!

Mes 12: Hoy cumplí un año. Soy un perro adulto. Mis amos dicen que crecí más de lo que ellos pensaban. Qué orgullosos se deben sentir de mí.

Mes 13: Qué mal me sentí hoy. "Mi hermanito" me quitó la pelota. Yo nunca agarro sus juguetes. Así que se la quité. Pero mis mandíbulas se han hecho muy fuertes, así que lo lastimé sin querer. Después del susto, me encadenaron casi sin poderme mover al rayo del sol. Dicen que van a tenerme en observación y que soy ingrato. No entiendo nada de lo que pasa.


Mes 15: Ya nada es igual... vivo en la azotea. Me siento muy solo, mi familia ya no me quiere. A veces se les olvida que tengo hambre y sed. Cuando llueve no tengo techo que me cobije.

Mes 16: Hoy me bajaron de la azotea. Seguro que mi familia me perdonó y me puse tan contento que daba saltos de gusto. Mi rabo parecía una hélice. Encima de eso, me van a llevar con ellos de paseo. Nos enfilamos hacia la carretera y de repente se pararon. Abrieron la puerta y yo me bajé feliz creyendo que haríamos nuestro "día de campo". No comprendo por qué cerraron la puerta y se fueron. "¡Oigan, esperen!" Se... se olvidan de mí. Corrí detrás del coche con todas mis fuerzas. Mi angustia crecía al dadme cuenta, que casi me desvanecía y ellos no se detenían: me habían olvidado.



Mes 17: He tratado en vano de buscar el camino de regreso a casa. Me siento y estoy perdido. En mi sendero hay gente de buen corazón que me ve con tristeza y me da algo de comer. Yo les agradezco con mi mirada y desde el fondo con mi alma. Yo quisiera que me adoptaran y sería leal como ninguno. Pero solo dicen "pobre perrito", se debe de haber perdido.

Mes 18: El otro día pasé por una escuela y vi a muchos niños y jóvenes como mis "hermanitos". Me acerqué y, un grupo de ellos, riéndose, me lanzó una lluvia de piedras "a ver quién tenía mejor puntería". Una de esas piedras me lastimó el ojo y desde entonces ya no veo con él.




Mes 19: Parece mentira, cuando estaba más bonito se compadecían más de mí. Ya estoy muy flaco; mi aspecto ha cambiado. Perdí mi ojo y la gente más bien me echa a escobazos cuando pretendo acostarme en una pequeña sombra.

Mes 20: Casi no puedo moverme. Hoy al tratar de cruzar la calle por donde pasan los coches, uno me arrolló. Según yo estaba en un lugar seguro llamado "cuneta", pero nunca olvidaré la mirada de satisfacción del conductor, que hasta se ladeó con tal de pillarme. Ojalá me hubiera matado, pero solo me dislocó la cadera. El dolor es terrible, mis patas traseras no me responden y con dificultades me arrastré hacia un poco de hierba a la ladera del camino.

Mes 21: Llevo 10 días bajo el sol, la lluvia, el frío, sin comer. Ya no me puedo mover. El dolor es insoportable. Me siento muy mal; quedé en un lugar húmedo y parece que hasta mi pelo se está cayendo. Alguna gente pasa y ni me ve; otras dicen: "No te acerques". Ya casi estoy inconsciente; pero alguna fuerza extraña me hizo abrir los ojos. La dulzura de su voz me hizo reaccionar. "Pobre perrito, mira como te han dejado", decía... junto a ella venía un señor de bata blanca, empezó a tocarme y dijo: "Lo siento señora, pero este perro ya no tiene remedio, es mejor que deje de sufrir." A la gentil dama se le saltaron las lágrimas y asintió. Como pude, moví el rabo y la miré agradeciéndole me ayudara a descansar. Solo sentí el pinchazo de la inyección y me dormí
para siempre pensando en por qué tuve que nacer si nadie me quería....


A partir del día 6, muchos padres que compraron como "regalo de Reyes" a sus hijos un cachorro, estarán arrepintiéndose. ¿Cuántos de ellos terminarán como el perro de esta triste historia?

4 comentarios:

Flor de almendro dijo...

Es una historia la que escribes sobre el diario de un perro que me encoge el corazón.
¡Ojalá! que todas las personas que tuvieran la mala idea de abandonar animales, una luz los iluminara y les ablandara el corazón, para que esos casos no vuelvan a ocurrir.
Son seres vivos que además tienen sentimientos de amor y cariño hacia sus dueños. Agradecidos. Como decía el anuncio de la tele "ellos nunca lo harían"

Antònia dijo...

¿Sabes? Has conseguido que se me salten las lágrimas. Me encantan los animales y si hay algo que no puedo soportar es la crueldad. Yo tengo una perrita mestiza a la que cuido con cariño pero no puedo dejar de pensar en todos esos pobres animales que están como el perro de tu historia, no sólo necesitan alimento y cobijo, necesitan una caricia, necesitan que les quieran porque todos necesitmos que nos quieran.
¿Es tan difícil entenderlo?
Un fuerte abrazo!!

Mar dijo...

Nany: Sí, se encoge el corazón. El perro es uno de los animales más fiel a su dueño. Él no lo haría, segurísimo.

Antònia: Hay veces que me pongo a releerla y no consigo terminarla. Si todos los animales llevaran un chip de identificación obligatorio, creo que podrían evitarse casos similares a los de esta historia.

Gracias por entrar en mi blog y comentar.

Un beso y un abrazo muy grande a las dos.

Mundo Animal dijo...

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Un ángel te guarda un perro a quien amar
te cuida de los demás,
le ladra al intruso,
te puede dar todo el amor del mundo.

Cuando le cuentas tus cosas y no te delata,
nada más te regaña cuando te gruñe.
De ti no huye,
te levanta en cada mañana con sus lamidos como si fuesen palmadas.

Él te quisiera decir cosas que el sabe y tú no,
secretos que los demás guardan,
el perro lo sabe cuando al ladrarte va a contarte,
mientras el humano le dices, te delata, habla, no ladra
y a lo mejor no te dice nada porque alguna gente es mala,
tu mascota nunca te dará la espalda
al menos que las dos estén pegadas.

Cuida tus sueños,
te mira con aprecio,
te ofrece el cielo,
cuando la cola se está moviendo
es incapaz de traicionarte,
porque siempre esta ahí para amarte...

Juega contigo te da mordiscos y si le haces cariño te llama,
se pone a tu lado para que
lo abrazes y le hables
para que no le ladres.